“La temporada del Recoletas Burgos – Universidad de Burgos está siendo superlativa, mucho mejor de lo que esperábamos. Estos chicos le ponen una garra y una fuerza terrible”. Jesús ‘Chucho’ Gadea es fundador del club y gran impulsor del rugby en Burgos junto a Manolo Rivas ‘Patas’, también presente en la creación del Aparejadores Rugby en 1970: “Son el equipo revelación. Otra cosa no, pero si algo hace este equipo es competir los partidos”. El Recoletas Burgos UBU está a 80 minutos de, por primera vez en la historia de la provincia, poner a Burgos en lo más alto de una competición deportiva nacional. Este sábado, a partir de las 19:00 horas en el Pepe Rojo (emitida por Teledeporte) y ante el VRAC Quesos Entrepinares, tiene la oportunidad de levantar su primer gran trofeo: la liga de División de Honor.
Aunque fue en 1928 cuando se tiene constancia de los primeros partidos de rugby en Burgos (entre ingenieros ingleses que construían la vía Santander-Mediterránea), no fue hasta principios de los 70 cuando el rugby se asentó formalmente en Burgos. En esa década reinaba el Burgos FC en la ciudad, equipo que se codeaba con Real Madrid, Athletic Club, Barcelona o Atlético en la élite del fútbol español. También en esa década se fundó el el Club de Voleibol Diego Porcelos y el Castilla Sport Club (Club Baloncesto Ciudad de Burgos), que hasta hace menos de una década ha permanecido en la élite del baloncesto femenino español. Hasta la llegada de este siglo no se han fundado otros clubes deportivos representativos de Burgos como Club Deportivo Nuestra Señora de Belén de fútbol femenino, el BH Burgos de ciclismo (un asiduo de la Vuelta a España desde 2018) o el San Pablo Burgos, equipo más representativo de la ciudad en los últimos años con la conquista de dos Basketball Champions League y una Copa Intercontinental. Como se puede comprobar, en Burgos -ciudad de unos 176.000 habitantes- se respira deporte y, ahora mismo, la mayor carga de oxígeno procede del rugby.
“Quién iba a decir a los aficionados del Recoletas Burgos Universidad de Burgos que iban a vivir una temporada como esta. El ascenso a División de Honor en 2018 ya fue un hito histórico y el subcampeonato de Copa de 2021, un logro que parecía irrepetible. Ahora el subcampeonato en la final de la Volvo Copa del Rey y ahora esta final. El poder disputar este título es una satisfacción y es fruto de un equipo que ha hecho muy bien las cosas en la última década”, señala Miguel Ángel Manso, directivo del club burgalés.
Ya lo advirtió Tomi Carrió en verano
No a todo el mundo le sorprende que el equipo esté donde esté. El capitán, Tomi Carrió, ya advirtió el pasado verano que el Aparejadores iba a “luchar por el campeonato este año”. Además de los aciertos en la parcela deportiva por el staff del primer equipo, dentro del club señalan que el éxito se ha logrado por la gran familia que se ha formado dentro del club entre aficionados, familias y jugadores. Un motivo de orgullo más allá de los resultados en el campo como se pone de manifiesto con Diego, un pequeño rugbier sub-6 que tiene como referente precisamente a Carrió y a quien acude cada domingo que puede para darle un abrazo después de cada partido. Un gesto que vale más que cualquier medalla (se ilustra en la foto que abre el artículo).
Otras tantas familias y niños se han sumado a la marea gualdinegra en estos últimos años. Es el caso de otro canterano, de sub-12, Pablo Hernández: “No me pierdo un partido en San Amaro, y a los de fuera voy cuando puedo”. Pablo viajó a la final de la Volvo Copa del Rey en Sevilla acompañado de su padre, ‘Willy’, quien se inició al rugby con el VRAC en el año 1993-94 y que hoy disfruta del rugby apoyando al Burgos. Son los más jóvenes los protagonistas del club al finalizar cada partido en San Amaro puesto que atraviesan un pasillo que hacen los jugadores de ambos equipos para después mezclarse y saludar a sus ídolos. Esta cercanía de la entidad burgalesa se contagia al equipo rival.
De una liga con el VRAC a luchar por el Burgos
“En Burgos se vive el deporte a tope y tanto las niñas y niños que se están formando como la afición serán inolvidables para mí”, sostiene Tomi Carrió. El entrenador José Basso, admite que el “calor que siempre he recibido desde que llegue a Burgos, el cariño y la generosidad que ofrecen de una forma tan natural las familias de aquí, el trato tan personal que he sentido por parte del club… Todo ha hecho que la vida deportiva aquí esté siendo mucho más que eso”. En esta línea, Feta Castiglioni también indica que les han “acogido muy bien y la afición es un apoyo constante tanto en los momentos dulces como en los amargos”. Estos dos jugadores y el entrenador ya saben lo que es ganar una liga con el VRAC y ahora desean hacer lo propio con el Recoletas Burgos UBU.
Burgos hoy no solo es baloncesto o fútbol. Burgos es rugby y confía en que su equipo de rugby entre en la historia del deporte nacional.