“Yo, que vengo de África, tengo otra cultura. Para mí no fue un sacrificio (anteponer la Selección al trabajo). Para mí, cuando el país te necesita tienes que acudir sí o sí. Por eso, cuando el año pasado España me llamó para la fase final del Mundial tenía que ir sí o sí. El entrenador del Carcassonne me dijo que si me iba con España no me iban a renovar y también que si yo me encontraba en la mierda, en España no me iban a ayudar…”. El tiempo ha dado la razón a la cultura, paciencia y prioridades de Thierry Futeu (Duala, Camerún, 1995), quien nueve años después de saltar la valla de Melilla ha obtenido la nacionalidad española.
“Todavía no me lo creo. Es otro sueño que se realiza. Lo único que puedo decir es gracias a la Federación Española de Rugby, gracias a mi abogado, a mis amigos de la policía que me ayudaron y a todos los periodistas que transmitieron mi historia para que la afición me conociera”, señala Titi Futeu a la Federación Española de Rugby desde un aeropuerto de París. Tras la de 2020, esta es la segunda vez en nueve años que viaja a su país de origen y “lo primero que haré será ver a mi familia, a mi abuela, a mis amigos y a los chavales de mi escuela para darles el material que llevo para allá. Y luego celebrar mi cumpleaños”. La semana que viene cumple 28 años, uno por cada internacionalidad con Los Leones.
Su pasaporte español, europeo, seguramente sea más atractivo para los clubes interesados en este pilier, aunque a corto plazo lo que más va a cambiar en su vida, “sobre todo, son mis viajes con la Selección. Mis compañeros ya no van a tener que esperarme a que pase todos los controles de extranjeros”. España y Los Leones son su prioridad y por eso en la actualidad juega en el Chartres, “aquí no me ponen problemas para ir a la Selección”.
Los consejos de la gente que se ha ido encontrando
El viaje de Titi es un libro cargado de sacrificio, lucha, pasión e integración. “He tenido mucha suerte de encontrar buenas personas por el camino que me han dado buenos consejos y he sabido aprovechar esos buenos consejos para llegar a donde he llegado”, reconoce quien define aquella travesía de 5.000 kilómetros desde su casa a Melilla como un “viaje duro y bien largo. Me acuerdo que cuando salté la valla fue el día de la final de la Champions de 2014, del Atlético de Madrid ante el Real Madrid, que ganó el Madrid”. El 26 de agosto, Titi, jugará precisamente en el estadio del Atleti frente a Argentina para continuar coleccionando sueños cumplidos.
En Melilla fue el primer lugar en el que jugó al rugby en nuestro país. De ahí, con la ayuda de la ONG ‘Movimiento por la Paz’ viajó a Miraflores de la Sierra (Madrid), donde encontró un equipo cuya mitad de los jugadores pertenecían a la Policía Nacional. Luego jugó en el equipo universitario de Ciencias Políticas y más tarde en Majadahonda, Alcobendas y posteriormente se marchó a Francia.
“En Camerún hay mucho talento, pero falta material”
Todo empezó en Camerún, donde el rugby es un deporte minoritario. “Allí hay mucho talento y la federación de Camerún lo está haciendo bien. Pero falta mucho material, hay muchos niños que entrenan descalzos”. Como referente, posiblemente, esos niños y niñas tienen a uno de los mejores del mundo. Porque más allá de su carrera hasta lograr este ensayo como ciudadano español, Titi trata de devolver lo que el rugby le ha dado fundando su escuela en Duala y llevando todo el material que puede. Su objetivo es que el deporte y el rugby cojan peso por encima de otras actividades como las que él sufrió de pequeño: “En mi barrio de Duala hay mucha delincuencia y peleas”.
Desde los 19 hasta los 28 años que cumple el 23 de junio. Casi un tercio de su existencia encontrando en España el motor de su vida y luchando por mejorar su día a día con el rugby como vehículo. El viaje de Titi continúa, aunque ahora con un nuevo pasaporte.