Manu y Tobías Sainz-Trápaga son el último eslabón de una afamada saga de rugbiers argentinos que arrancó con el abuelo materno, Rodolfo, prosiguió con Fernando, el padre de las criaturas, y continuó con su tío Carlos, todos ellos integrantes de los Pumas. De semejante triunvirato de artistas de la oval heredaron un talento natural que hoy exhiben en los Leones7s, con los que este sábado volverán a la carga en las HSBC Canadá Sevens, que se disputan en Vancouver, apenas una semana después de haber firmado una más que meritoria décima posición en Singapur.
El torneo podrá verse al completo en V.O. en Movistar+, Deportes 4 (dial 192)
Lucir en la elástica tan ilustre apellido implica hacer gala de una serie de valores que ambos hermanos han mamado en casa desde niños y siguen aplicando en su día a día como Leones7s. Abre la conversación Manu (Buenos Aires, 1992) amparado en la sabiduría que le otorgan 39 torneos y los 143 partidos que acumula en Series Mundiales desde hace casi una década. “Nos educaron en la humildad, desde el trabajo, en esforzarse al cien por cien, de una manera consecuente, por todo aquello que quieres conseguir. Y si no llegas, pues trabajar más y seguir trabajando hasta que lo consigas. Pero siempre tratando de disfrutar ese camino porque no vale para nada todo el esfuerzo que estás haciendo, todo ese trabajo, si no te diviertes. Eso es algo que, con los años, lo vas teniendo incluso más presente. De joven piensas más en competir, hacerlo súper bien, pero al final te das cuenta de que lo hacemos para divertirnos”.
Tobías (Buenos Aires, 1999), el menor de los hermanos, recuerda con especial cariño las charlas formativas que su padre Fernando le daba de crío después de cada partido que disputaba. “Eran las típicas vueltas en coche con las que mucha gente se puede sentir identificada. Yo iba de copiloto y ahí ya no era sólo mi padre, sino un poco también tu entrenador. No de una manera exigente, pero sí que te hacía ser autocrítico, te hacía ver en qué habías fallado y en qué podías mejorar. A mí eso personalmente me ha ayudado mucho: que desde los 8 años te estén diciendo en qué puedes mejorar con el ojo crítico de alguien que ha jugado y conoce bien el rugby”.
Los años y la tecnología han cambiado las formas, pero no el fondo. “Ahora nos manda WhatsApps al acabar los partidos y nos comenta lo que le ha parecido, pero te deja más espacio porque es muy consciente, al igual que nosotros, de que con los años uno sabe de sobra cuándo la cagas”, agrega el primogénito de los Sainz-Trápaga.
Cuatro años compartiendo vestuario a las órdenes de Pablo Feijoo da como para que se conozcan al dedillo también en el ámbito deportivo. Manu destaca de su hermano pequeño que “tiene un uno contra uno de nivel mundial. Lo ha ido sacando poco a poco, aunque mi padre y yo ya se lo veíamos desde benjamines. Es rapidísimo, y encima en la delantera se nota mucho porque te enfrentas a gente más lenta. Luego en el aire es un portento: sabes que te va a traer un saque como sea. Es muy fiable ahí”. Por su parte, Tobías se queda con “el desparpajo de Manu a la hora de atacar. Me gusta mucho. No sé cómo hace para escaparse de pronto, con la defensa totalmente plantada. Y luego, respecto a su actitud, que es un currela, no para de correr el tío, se lo deja todo. Trabaja muchísimo”.
Singapur ha supuesto el retorno de Manu a las HSBC World Rugby Sevens Series tras dos años ausente, entre lesiones (rodilla, hombro y soleo) y la pandemia. “Me operé de la rodilla en 2020, luego jugué en el torneo de Madrid el año pasado, pero partido oficial, mi último había sido justo en Vancouver, antes del confinamiento. La verdad es que la vuelta se me ha ido complicando, pero era cuestión de tiempo poder estar de nuevo aquí, así que muy contento de volver a entrar en la dinámica de las Series Mundiales”, señala.
El décimo puesto alcanzado en la cita asiática, tras caer en la final del Challenge con Francia, dejó un regusto amargo a los pupilos del técnico donostiarra. “El primer día tuvimos sensaciones reguleras, y el segundo, en nuestra liga, los partidos que teníamos que ganar, los ganamos. Frente a Escocia, muy bien. Tuvimos el balón y fuimos contundentes. Luego le ganamos a Kenia con tres ensayos, y contra Francia llegamos a la última jugada que si ensayábamos, los ganábamos, pero se nos cayó el balón entrando en su línea de ensayo… A ver si podemos repetir ese segundo día en Canadá y sacar otros 7 puntitos que nos permitan encarar el resto de las series con más tranquilidad. Y si en lo que queda podemos robar una gallina y entrar al oro, mejor que mejor”, manifiesta un optimista Tobías.
La entrada en el grupo de nuevos valores como Josep Serres, Enrique Bolinches, Juan Martínez, Manu Moreno o Tiago Romero ha servido para fortalecer las capacidades de los Leones7s en una competición tan exigente como las Seven Series, donde se ven las caras con la flor y nata de la modalidad olímpica. “Son jugadores con muchas habilidades individuales, con mucho uno contra uno que quizás no teníamos antes. Y con la edad que tienen, van sobrados de desparpajo. Luego está Jerry (Davoibaravi), que viene de Fiyi. Allí sí que tienen un mano a mano que aquí no tenemos. Es otro estilo totalmente diferente y se nota un montón porque es imprevisible. Lo hemos visto en Singapur”, comenta el más veterano de los hermanos, que al igual que Tobías pertenece al Complutense Cisneros.
“Este equipo tiene muchísimo margen de mejora, en todas partes además. Eso es algo bueno porque si estamos quedando novenos y décimos en estos torneos y estamos compitiendo casi todos los partidos, habiendo tenido alguna oportunidad de entrar en oro, como pasó en Málaga y Sevilla, quiere decir que estamos en el buen camino. Además somos muy jóvenes, así que con un poco más de experiencia y rodaje, van a empezar a salir las cosas a nivel resultados porque se está jugando bien. Al final son detalles lo de este deporte. Y más en alto nivel”, apuntala Tobi.
El sorteo de los grupos para las Series de Vancouver este fin de semana volvió a dar la espalda a los Leones7s, que deberán medir sus fuerzas a las poderosas Sudáfrica y Australia, además de Canadá, el equipo anfitrión. Los Blitzboks son el único equipo top del prestigioso torneo auspiciado por World Rugby al que España aún no ha conseguido doblegar, pero las buenas sensaciones dejadas por los de Pablo Feijoo en Sevilla, al igual que frente a los Wallabies en Singapur, invitan al optimismo en tierras canadienses.
“Claro que son batibles. El partido contra los sudafricanos en Sevilla estuvo super competido y no estaba tan claro quién lo iba a ganar. Incluso nos fuimos con ventaja al descanso. En París, hace un par de años, empatamos y fuimos a la prórroga. Ahora con Australia, terminamos mal el primer tiempo, pero recuperamos en el segundo y lo peleamos hasta el final. Se compite en todos los partidos y, a fuerza de jugar y jugar, vamos a estar ahí. No tengo dudas”, confía Manu.
Integrar la parafernalia que rodea a las HSBC World Rugby Sevens Series está colmando sobradamente las expectativas de estos dos apasionados del rugby, que además de poder compartir experiencia les está aportando un sinfín de vivencias inolvidables al tiempo que dan la vuelta al mundo luciendo la elástica del combinado español. “Los resultados, las victorias, te dejan momentos bonitos, pero creo que lo mejor es poder disfrutar este lujo de experiencias con amigos de verdad. Somos unos privilegiados. Y además tenemos la suerte de que los destinos son alucinantes: Sudáfrica, Nueva Zelanda, Australia, Tokio, donde debuté, Singapur, Hong Kong, que es el torneo más importante y tiene una atmósfera increíble… Todos molan mucho”, reconoce Manu.
“Yo no olvidaré jamás mi debut en Series Mundiales, en Dubái, sobre todo porque pude compartir además unos minutos con mi hermano. Recuerdo también con muchísimo cariño Hong Kong porque volvía de una lesión. Como dice Manu, tiene algo especial ese torneo. Pero a donde volvería, aunque no sea sede de las Series, es al torneo de Kenia, en Nairobi. Impresionante. El torneo, la gente, la ciudad… Lo recomiendo a todos los jugadores de seven porque es un torneo increíble”, cierra risueño Tobi.