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Julen Goia: “Que nos oiga Kawa, su inspiración nos guiará al Mundial”

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Para entender esta charla, se hace necesario empezar por el final, cuando deseamos a Julen Goia (Idiazabal, 1991) mucha suerte de cara a esa batería de cinco compromisos que arrancan este sábado con la visita al Central de los Países Bajos, el rival contra el que Kawa Leauma no pudo debutar oficialmente con el XV del León en una ciudad, Amsterdam, en la que el viento de la desgracia quiso que su corazón dejara de latir. No así su espíritu. “Que nos oiga Kawa, que nos dé fuerza y a tirar para adelante. Su inspiración nos guiará al Mundial”.

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Al igual que en la cultura samoana existe desde tiempos inmemoriales la figura del Fa’afafine o tercer sexo, hombres afeminados criados como mujeres por sus familias con la misma naturalidad que nosotros vamos a comprar el pan o la leche a diario, las almas de las personas fallecidas antes de que la arena de su reloj vital se haya consumido nunca permiten que sus seres queridos caminen solos. Eso es algo que el capitán del AMPO Ordizia y ala izquierda de la selección española ha ido descubriendo desde aquella noche fatídica en la capital económica neerlandesa. 

Julen habla del compañero y gran amigo ausente mezclando todo el tiempo el pasado y el presente porque para el tres cuartos izaldarra, el malogrado jugador oceánico sigue estando muy cerca suyo, de sus compañeros y de toda la gente a la que quería. Y no tiene reparo alguno en afirmar que su espíritu les acompañará en esta cruzada deportiva que tendrá en la Oranjeheren XV su primer enemigo a batir.

“El legado de Kawa, y se lo he dicho a todos mis compañeros de la Selección, es que a pesar de que sabía decir muy poquitas palabras en euskera, una era ‘gozatu’, que repetía muchas veces, y que en castellano significa disfrutar. Básicamente es lo que él hacía dentro y fuera del campo. Disfrutaba como un enano jugando al rugby, le apasionaba nuestro deporte. Lo vivía, lo transmitía y te contagiaba. Creo que el mismo legado que nos dejó en Ordizia, lo ha dejado aquí también. No estuvo mucho tiempo, es cierto, pero sin duda que eso se contagia y nos va a dar mucha fuerza para el partido ante Países Bajos. Tenemos que salir a disfrutar en su honor. Y si lo hacemos, el resultado va a venir solo”.

La Federación Española de Rugby (FER) tributará, en los prolegómenos del arranque del duelo ante la escuadra tulipán, un sentido homenaje a la figura del que fuera segunda línea del XV del León, del que serán partícipes todos los actores del deporte del balón oval patrio. Para Goia, que ya vivió hace apenas una semana la emotiva despedida que le dispensó su club, el Ordizia, y por extensión la localidad guipuzcoana en bloque, este nuevo acto tendrá un ingrediente añadido no menor. “Va a tener un sabor aún más especial si cabe porque uno de los sueños de Kawa era jugar con España. Por segunda vez en unos pocos días volverán a removerse todas esas vivencias, aquellos sentimientos… Por lo que me han contado será algo muy bonito y seguro que nos va a dar mucha fuerza para afrontar luego el partido. Al final hay que mirar lo positivo y focalizar toda esa energía que Kawa nos transmite para sacarlo adelante”.

Quizás ahora resulte más fácil entender el porqué Julen escribió en su cuenta de twitter, pocos días después del fatal accidente que sesgó la vida del delantero de origen samoano, ‘sigue cuidando de nosotros, Kawa’. 

“Lo dije porque siempre ha sido un pilar hiperactivo fundamental dentro del campo, pero más aún si cabe fuera de él. Nos ha ayudado siempre un montón. Ordizia fue el primer destino de Kawa viniendo desde Oceanía para Europa. En un principio vino para una temporada, simplemente como experiencia, y se quedó cuatro años con nosotros. Pasamos muchas horas juntos, dentro y fuera del campo. Para todos nosotros era un pilar fundamental, lo vuelvo a repetir. No voy a decir la palabra padre, porque no creo que sea la adecuada, pero van un poco por ahí los tiros”. 

Con el lagrimal a punto de regar sus mejillas, el ala izquierda vasco prosigue con su improvisado y apasionado alegato ensalzando la figura del maorí. “Era una persona que se preocupaba muchísimo por los demás, siempre priorizaba que el compañero estuviese bien a que lo estuviese él, siempre dispuesto a ayudar. Nunca le vi poner una mala cara por cansancio o por estar estresado a causa de sus problemas familiares. Al fin y al cabo, hay cosas cotidianas que todos tenemos. Pero Kawa nunca las expresaba, las guardaba para él y si te veía un poquito bajo, era el primero que te alentaba, que te ayudaba, que te ponía en pie… Él sigue cuidando de nosotros, que nos va a hacer falta. De hecho nunca dejará de hacerlo”.      

Tras un breve y necesario silencio para recolocar las emociones, Julen Goia abre de par en par las puertas de su corazón para confesar sin ambages lo que toda Ordizia sabe: que Kawa sigue empujando en la melé de los del Goierri. “Así es. Cuando salimos al campo, tenemos ahí el cuadro gigante con su figura, con su sonrisa, la bandera de Samoa y la del País Vasco. Como he dicho, una de las pocas palabras que sabía decir en euskera era disfrutar, y ese retrato es como si fuera su sombra, así que claro que lo sentimos. Cuando el partido se aprieta, cuando las cosas se ponen difíciles, decir la palabra Kawa nos da fuerza, las sacas de donde no hay. Es un punch extra que vamos a tener siempre presente, precisamente por el legado que nos ha dejado. No es algo al alcance de todo el mundo, pero Kawa lo hizo”. 

No tiene que retroceder demasiado en el tiempo el capitán goierritarra para ejemplificar cómo Kawa sigue arrimando el hombro sobre el verde, como si se tratase de un décimosexto camarada. “El sábado pasado, Ciencias nos apretó muchísimo en la segunda parte. Sabíamos que en los últimos 20 minutos íbamos a tener que apretar el culo y sacar fuerzas de donde pudiésemos. Recuerdo un balón que robó Anthony Matoto a cinco metros de nuestra línea de marca, después de estar 7-8 minutos defendiendo. Entonces le dije ‘eso es lo que está esperando Kawa. Esto es suyo’. De hecho, de ese balón pateamos a touch, a campo contrario, y prácticamente ahí terminó el partido. Recuerdo ese momento, se lo dije a Anthony, y como buen isleño que es, se emocionó. Casi nos pusimos a llorar todos porque, de algún modo, sentimos que nos ayuda. Puede parecer algo simbólico, pero la verdad es que nos ayuda”.    

Hongi’, Hey-Hey’ o ‘Mili-Mili’ son términos fuertemente arraigados en la cultura maorí que hoy día forman parte de la jerga cotidiana del plantel ordiziarra por mor de la influencia de Kawa en sus vidas. Cada entrenamiento, cada partido, se cierra con una ‘Haka’ de bolsillo que el desaparecido León les enseñó porque, como reza ese viejo dogma no escrito en el deporte del balón ovalado, lo que pasa en el césped se queda en el césped. 

Fotografía: Walter Degirolmo.

Es por eso que el legado de Kawa, su espíritu invicto, estará latente para los restos y nunca dejará caminar solos a sus hermanos de la vida. Como hacía de cuerpo presente. “Seguro. En el campo es de esos jugadores que los quieres tener siempre en tu equipo. Es uno que juega al límite siempre, muy agresivo, muy duro, que nunca se va a salir del campo. Antes se muere. Se lo dejaba todo, todo, todo. De ahí su nivel de juego, de ahí el llegar a la Selección, y de ahí llevarse el premio ‘Actitud GENERALI’, el día que debutó contra Italia. Eso era Kawa. Un guerrero”.  

¡Kia tau to wairua i runga i te rangimarie, Kawa! (Que tu alma descanse en paz, querido Kawa).