Se dice que detrás de un gran hombre hay una gran mujer. Del mismo modo, detrás de cada gran entrenador acostumbra a haber un gran estratega. En el XV del León ese papel lo ejerce Miguel Velasco de la Pisa (Valladolid, 1970), aunque hace muchas lunas que atiende al remoquete de Miguelón. La mano derecha de Santi Santos desde que éste asumió el mando en plaza (la izquierda es Valentín Telleriarte), en 2013, es el edecán que oculta bajo su inseparable gorra las múltiples combinaciones de touches y mauls que ejecuta en cada partido el combinado nacional. Ese código Enigma que tanto saca de quicio a nuestros oponentes por su eficacia en forma de ensayos y que tantas alegrías ha repartido últimamente entre la afición española.
La labor en la sombra de esta suerte de Arquímedes del rugby moderno volverá a ser determinante para que España cierre este domingo con un broche de oro ante Georgia (15:00 horas, en directo por Teledeporte) su participación en el Rugby Europe Championship 2022, un torneo ya de por sí inolvidable para el rugby patrio por sus connotaciones mundialistas. Pero que lo puede ser aún más si los Leones son capaces de tomar al asalto el Dinamo Arena de Tbilisi, algo inédito hasta la fecha luego de once visitas, y rubricar un pleno de victorias que le otorgaría su primera corona continental en los albores del centenario de la Federación Española de Rugby (FER).
“Ahora mismo creo que le podemos ganar a cualquiera. Por lo tanto, creo que podemos ganar en Tbilisi, sin duda. Nunca he visto a España, en los últimos 8 años, tan bien como ahora. Estamos en un gran momento y todos creemos en todos. Hay una gran confianza y vamos allí con la idea de ganar”, dispara para arrancar la charla un Miguelón que descarta de plano eso de ‘salir a empatar’, un resultado que también daría al XV del León el título europeo. “Es totalmente imposible. Yo, desde luego, no sabría cómo hacerlo. El empate lo puedes decidir en el último minuto, nunca de antemano. En mi carrera habré tenido, a bote pronto, tres. Y con la Selección, ninguno”. Todo claro.
Tocar el cielo como entrenador a los 52 años, tras superar el duro obstáculo de los Lobos, esconde una intrahistoria que el pucelano difícilmente olvidará. “Desde luego que fue el momento deportivo, en rugby, más grande de mi carrera. Eso sí, nunca he sentido tanta presión en mi vida como en los partidos contra Rumanía y, especialmente, el de Portugal. Llegó un momento en que creía que esa presión me iba a vencer, pero ver a Santi, a Valentín y al resto de mis compañeros, que estaban tranquilos, me reconfortaba y me decía, tío tranquilízate, tienes que ser uno más y sacar esto adelante. Haberlo superado convirtió el logro en el momento más feliz. Y sé que cada día voy a serlo más porque lo que nos viene es absolutamente increíble”, confiesa.
Como para la mayoría de los integrantes de un grupo humano que viene capeando temporal tras temporal desde el anterior ciclo mundialista, haber sellado el pasaporte a Francia 2023 es “culminar un sueño que, sinceramente, veía muy difícil poder cumplir. Ha sido un proceso muy duro. Tras lo que pasó en Bruselas lo pasamos muy mal, pero poco a poco recuperamos la ilusión después de aquel varapalo, nos hemos apoyado mucho los unos a los otros. Estoy rodeado de un staff buenísimo. Hemos trabajado muy, muy duro, hemos enderezado el camino y hemos conseguido alcanzar ese sueño. Y, sobre todo, he sido muy consciente del camino. Siempre me he dicho que voy a valorar lo que estamos currando, e incluso lo que hemos sufrido, si lo consigo”, señala.
Aunque, reconoce, el desgraciado percance de Kawa en Ámsterdam sembró de dudas el horizonte de ese recorrido. “Cuando te sucede algo así, empiezas a pensar que tienes una maldición encima. Esa es la primera vez que piensas que el camino ya no ha merecido la pena, aunque es parte de la vida. Ahora somos felices después de este Seis Naciones, que ha sido verdaderamente la hostia. El equipo ha estado muy bien y, sobre todo, me gusta mucho los jugadores que tenemos, que salen a por todas y creen que van a ganar a cualquiera. Es una gozada verles. El único golpe de fortuna lo tuvimos en Rusia al final, aunque los chicos se merecieron ganar ese partido. Y luego ya no ha habido suerte. Hemos sido mejores que los demás“.
Tras una jornada sabática para festejar como tocaba la clasificación a la Copa del Mundo de Francia, Miguelón volvió a activar el martes su disco duro para buscarle las vueltas a los Lelos con alguna estratagema marca de la casa. “El único truco que hay es estudiarte bien, bien, bien al contrario y ser capaz de sorprenderle. Aún estamos en ese proceso, pero puedo decir que alguna debilidad ya hemos encontramos, y eso es lo que atacaremos”, avisa.
La ejecución casi sacrosanta del cóctel touche-maul por parte del XV hispano en este Europeo ha resultado crucial para culminar con éxito la cruzada francesa que arrancó hace mes y medio con la visita de Países Bajos al Central de la Universidad Complutense. Lo admite el técnico castellano, aunque con ligeros matices. “Ha ayudado mucho, es cierto, pero para ir al Mundial tienes que ser perfecto. Entonces hay que hacer muy bien la touche-maul, hay que hacer muy bien los semi-ataques, tienes que hacer muy bien la melé, la defensa, el juego al pie… Es que tienes que ser muy bueno en todo”.
Llegar a ese nivel de perfección en la ejecución de las estrategias, muy especialmente en lo referente a la touche, requiere una dedicación casi estajanovista por parte del staff técnico. “Tengo un jefe de análisis que trabaja muchísimo, así que le meto mil horas para estar a la altura. Cuando tenemos tiempo estudiamos hasta seis partidos del contrario y sé perfectamente lo que hacen en cada lado. Luego intento hacer un resumen perfecto de lo que hace el rival y se lo pongo a los capitanes de la touche. Tenemos una reunión y entre los tres decidimos la táctica. Hay mucha gente que ha colaborado en mejorar nuestra estrategia en el día a día, a la que estoy muy agradecida. Esto es un trabajo de todos”, sostiene.
Cada rival, es un mundo y una táctica diferente a analizar y trabajar hasta la saciedad con los delanteros a pie de campo para llegar al día de autos con los deberes perfectamente asimilados. Frente a Georgia no será diferente. “En cada partido se estudia al contrario y, según lo que te haga, tú lo atacas. Tenemos un sistema y dentro de él, en función del lugar que ocupe su mejor jugador, utilizaremos touches más directas, con más movimientos, pero depende de toda la defensa. Luego, según lo que pasa delante o detrás de las touches, decidimos hacer más maules o más falsos maules. Pero la ejecución viene de un estudio de la hostia del contrario“, desvela.
La capacidad de Miguelón para sacarse de la chistera nuevas fórmulas que reviertan en una mejor aplicación práctica del libreto táctico en las touches se puso de manifiesto en la preparación del partido frente a Portugal con su ‘técnica de la escoba’. Un singular a la par que efectivo ardid para emular en las sesiones de trabajo específicas, posteriores al entreno ordinario, la altura física del saltador rival.
“Todos los días tengo que inventar la mejor manera de ponerle defensas a nuestros lanzadores. Es algo que entrenamos a diario el capitán de touche, el lanzador y yo. Como el saltador de Portugal mide 2.06, unimos dos escobas hasta tener la misma altura que Steevy Cerqueira. Así, la escoba me permite ponerle al lanzador la situación perfecta y marcarle cada tipo de lanzamiento, ya sean rápidos, bombeados o altos”, argumenta.
La peculiar metodología patentada por el preparador de Sardón de Duero se ha convertido en un instrumento utilísimo para no dejar ningún cabo suelto en la ejecución del principal ariete ofensivo del XV de León. “De una forma simple consigo imitar los problemas que podemos tener en el campo. La escoba es la defensa del contrario. El capitán se pone en la grada y va mandando las touches nuestras. Y yo, según qué touche es, imito con la escoba cómo la tienen que defender. Al principio de semana le digo, cuidado que aquí te hacen esto, y les pongo la escoba. El último día ya no le digo nada y él tiene que saber lo que debe hacer”, explica.
Touches y mauls al margen, el ex tercera línea del VRAC Quesos Entrepinares ha desarrollado su propia teoría sobre los motivos que han catapultado al combinado nacional hasta el objetivo por el que han estado ocho años trabajando. Y que, confía, contribuyan también a poner la guinda a una semana de ensueño con el primer entorchado europeo en la historia del XV masculino. “La clave de esta Selección es la velocidad del juego, la velocidad de los rucks y la mentalidad de los jugadores. En todo lo demás hay que sacar un 8. No puedes tener una sola debilidad que te hunda”, sentencia.