Los aficionados de los 20 países que participan este fin de semana largo en las HSBC Spain Sevens de Sevilla no necesitan pasarse por la Oficina de Turismo de la Plaza del Triunfo para recabar información sobre qué ver y, sobre todo, dónde ir a reponer energías en la capital de Andalucía. Nadie mejor que un jugador de rugby nacido y criado a la vera del Guadalquivir, y además miembro de los Leones7s, para ejercer de maestro de ceremonias allende el Estadio de La Cartuja, el que ha de ser su hábitat natural las próximas 72 horas.
Y es que Manu Moreno no es un rugbier al uso. El camaleónico ala del Ciencias y de la Selección española de Seven igual se marca un ensayo glorioso tras galopar 50 metros ‘a lo Bolt’ con la oval bajo el brazo, que te atiende en las Urgencias del hospital Virgen del Rocío después de haber sufrido un esguince de rodilla, como te prepara en 10 minutos su particular Guía del Ocio de Sevilla, ciudad que le tiene embelesado y que se conoce como la palma de la mano. “No hay mejor ciudad en el mundo que mi Sevilla. Aquí tenemos buen tiempo 350 días al año y un ambiente en las calles que no creo que exista en otro lugar, ni siquiera en España. No hay que olvidar que Sevilla es la ciudad con más bares por habitante del planeta. Justo por eso trajeron aquí las Rugby Sevens Series”, asevera con conocimiento de causa el número 10 de los Leones7s.
El ‘menú de degustación’ de Manu para los visitantes de la añeja Híspalis, mientras la oval ruede por el verde de La Cartuja, comenzaría con una buena pateada por el centro que incluya cinco puntos clave para entender la esencia del concepto sevillanía. “Todo el que viene a nuestra ciudad por primera vez tiene que ver, sí o sí, la Plaza de España, la Torre del Oro, el Parque de María Luisa y la Catedral. Eso es indispensable. Luego, si quieren visitar un museo, recomendaría el de Bellas Artes, que tiene una de las más amplias colecciones de la obra de Bartolomé Esteban Murillo, el gran pintor sevillano de nuestro Siglo de Oro”.
A la que la garganta se reseca y el estómago comienza a chillar en silencio, Manu decreta el cambio de tercio. A falta de un garbeo por La Maestranza debido a la época del año en que estamos, el ala de la selección elige una zona infalible para que comience el tapeo, uno de los platos fuertes de la urbe andaluza. “Ahí tiramos de la zona aledaña al río, con Paseo de Colón como punto de referencia: van a encontrar bares, tascas, quioscos y un montón de opciones para tomar el aperitivo, una buena cervecita… lo que les pida el cuerpo”.
A renglón seguido, llega la hora del almuerzo, para el que nuestro guía improvisado tiene también una solución de nivel. “Yo ahí tiro para Plaza Salvador, con sus bares de pescadito en adobo, ortiguillas, ensaladilla, una buena pringá, carnecita con tomate… Encuentras de todo y para todos los gustos”.
A la conclusión de la jornada vespertina de partidos, el tres cuartos español, en su versión de cicerone, marca las pautas a seguir en lo que vendría a ser lo que hoy día se denomina Tardeo. “Plaza La Alameda, calle La Alfalfa y calle Betis. Aquí no hay duda. En esos tres lugares hay ‘lío’ las 24 horas, todos los días, con sus bares de chupitos, pubs irlandeses para tomarse unas cuantas pintas, discotecas, etc”.
Cuando la luna se asoma con su polisón de nardos en el horizonte azabache del cielo, llega el momento de la cena. En este punto, Manu Moreno hace un matiz importante antes de revelar su lista de templos del buen llantar. “Todo depende de lo que te quieras gastar. Si tu presupuesto es alto (50 euros mínimo), puedes ir al Restaurante Abades, junto al río. Excelente comida. Si quieres comer de lujo en la relación calidad-precio, yo tiraría para el Restaurante María Trifulca, sobre el Puente de Triana; o iría a El Espigón, al lado del Puente de las Delicias. Una maravilla cualquiera de los dos”.
Si aún queda espacio para una última ingesta -líquida- o hay ganas de menear el esqueleto, nuestro guía particular tira para casa con descaro. “Mis favoritos son la discoteca Casino Terraza, en el Parque de María Luisa. En realidad es el Teatro de Sevilla, que por la noche se convierte en disco. Espectacular. Allí estoy como en mi casa. La alternativa es Disco Groucho, donde iremos cuando acabe el torneo para hacer el Cuarto Tiempo y celebrar, ojalá, haber acabado en el Top 8. Está junto a la Catedral. Todo el que venga será bien recibido”. Oído cocina. ¡Gracias, Manu!
