Guillaume Rouet cumplió el pasado martes la sanción de 36 semanas, reducidas a 32 tras la apelación, que Rugby Europe le impuso junto a otros cuatro compañeros del XV del León por los tristes incidentes del Bélgica-España. Este viernes, el pequeño de los hermanos Rouet vuelve a jugar con su equipo, el Aviron Bayonnais, con el que justo antes de conocer su sanción cayó gravemente lesionado. Habla de sus sensaciones en una entrevista para el medio francés Rugbyrama.
“A menudo, cuando estamos lesionados, volvemos antes de lo esperado. Sin embargo, a mí la suspensión me permitió recuperarme con más tiempo y mejor. Llevo tres semanas entrenando con el grupo y ya estoy para jugar”, comenta Guillaume en la entrevista, en la que recuerda que “tuve dos lesiones graves en 2010 y 2011, por lo que estuve parado entre seis y ocho meses. Me rompí el ligamento cruzado de la misma rodilla dos años seguidos”.
“A nivel personal, ha sido un momento difícil”, confiesa Rouet. “Los amigos y la familia son muy importantes en estos momentos. El nacimiento de mi hija en junio también me ayudó a superar este período. Y me gustaría agradecer a las personas de la Federación Española de Rugby (FER) que estuvieron muy presentes. Les estoy muy agradecido”.
A la pregunta de si ha sido el momento más difícil de su carrera, el pequeño de los Rouet lo tiene claro: “Sí, por la suspensión y porque no nos clasificamos para la Copa del Mundo. Fue muy, muy difícil de digerir. Habíamos hecho todo por estar en Japón y me gustaría haber estado allí con mi hermano”.
Volviendo al partido de Bruselas y a cuándo se dio cuenta de que ganar iba a ser complicado, Guillaume comenta que “rápidamente supe que no ganaríamos. Era imposible jugar. Todo el mundo ha hablado de este partido y no volveré sobre él. No tiene sentido. Todo lo que vino después fue muy duro a nivel personal. También para mis padres, porque mi hermano Sébastien y yo nos vimos implicados. Ya no quiero hablar más de eso. Quiero seguir y no detenerme en todo lo que sucedió después”.
Su hermano Sébastien corrió peor suerte que él, pues fue despedido del Narbonne. “El juicio sigue en curso y todavía está esperando, pero volverá, como yo. Ahora está en Gruissan y lo único que quiere es volver a jugar. Solo un partido de rugby borrará todo lo que hemos experimentado durante los últimos ocho meses”.
Guillaume nunca se rindió, se entrenó muy duro con el objetivo de volver a finales de noviembre. “Estoy feliz de poder volver a jugar en Bayona. Podría haber tenido el mismo destino que mi hermano”, asegura. Para acabar, le recuerdan que en junio acaba contrato. “Llevo ocho meses sin jugar, entro tarde en el equipo, así que jugaré con humildad. Primero tendré que encontrar sensaciones y después demostrar que merezco seguir en este club”.