Pedro de la Lastra (Marbella, 1995) y Javier de Orbaneja (Tarragona, 1994) estaban prácticamente en modo vacaciones cuando una llamada telefónica de Pablo Feijoo, hace apenas diez días, les cambió a lo brusco su orden de prioridades. Apenas 72 horas más tarde desembarcaban en Madrid a ritmo de AVE para incorporarse a la concentración de la Selección española masculina de Rugby 7s con vistas a la preparación de las cruciales HSBC World Rugby Sevens Series de Toulouse (20 a 22 de mayo), primero, y Londres, una semana más tarde.
En estos dos torneos los Leones7s se van a jugar seguir enganchados una temporada más a la prestigiosa competición de la modalidad olímpica del deporte oval que auspicia World Rugby. Un tren al que el ala andaluz y el zaguero catalán estarían encantados en poder subirse. “La esperanza es lo último que se pierde”.
“En mi caso fue pasar de la playa en Valencia, a coger un tren y venir a Madrid. Literalmente. Cuando me llamaron, lo que más me preocupaba era mi físico porque sabía que aquí se entrenaba muy duro. Y evidentemente ha sido así. Ahora mismo estoy machacado, pero muy contento de poder estar con el grupo, aunque de momento sea por una semana”, relata De Orbaneja mientras se toma un respiro a caballo entre el variado menú de sesiones que ha diseñado el staff técnico del combinado nacional para poner en el punto justo de cocción a los jugadores internacionales de cara a esas dos citas vitales de fin de mes.
“Esto es una oportunidad al alcance de unos pocos afortunados y, cuando la tienes, pues no hay excusas que valgan. Hemos entrenado una semana durante seis horas diarias y al final, si te dicen que hay que hacer algo, pues se hace. Aunque estés muerto. Y además lo haces encantado”, confiesa el zaguero-ala catalán del CP Les Abelles, feliz de la vida, aunque su rictus diga otra cosa, con su primera llamada a filas con los Leones7s.
El ingreso de De la Lastra en el grupo de trabajo de Pablo Feijoo ha supuesto para el ala andaluz un bálsamo curativo con el que dar esquinazo a la honda decepción provocada por la no clasificación de su equipo, el VRAC Quesos Entrepinares, para los playoffs por el título liguero de la División de Honor. “Ya habíamos terminado teóricamente la liga y ha sido una sorpresa muy agradable porque no me lo esperaba para nada. La temporada ha sido un poco complicada. Hemos intentado despertar, pero nos ha faltado tiempo y los resultados han sido los que han sido”, reconoce sin ambages.
A diferencia del gigantesco tres cuartos tarraconense, Pedro no es del todo nuevo en el mundo del seven internacional. “Vine a una convocatoria en 2017 con Pablo, en su primer año como seleccionador, para preparar un torneo clasificatorio para las Series Mundiales, en Hong Kong. Fue una toma de contacto breve, pero bastante intensa. No voy a decir que es otro deporte distinto al XV, pero casi”.
El ala izquierda del VRAC razona su última afirmación. “El trabajo y la exigencia son muy diferentes. En el XV, por ejemplo, puedes ‘escaquearte’ un poquito más, por decirlo de alguna manera. Hay melés y touches, hay diferentes situaciones que te dan un respiro, pero en el 7s no hay nada de eso. Aquí tienes que estar al 100% en todo momento. Y los entrenamientos son igual”.
‘Orba’ también percibe notables diferencias entre ambas modalidades del deporte oval tras una semana de trabajo non stop. “Sí que las hay, sí. Muchas. En cuanto al ritmo de juego, lo concentrado que tienes que estar en todas las fases del mismo porque es muy dinámico. ¡Son solo siete minutos! En XV, en cambio, tienes 80 minutos para darle la vuelta, para jugar. Aquí, oportunidad que tienes, oportunidad que tienes que materializar. Está todo mucho más concentrado, con lo que tienes que ir al 100% en cada acción del partido“.
La llamada a filas de Pablo Feijoo ha servido a ambos jugadores para congraciarse de alguna manera con la ovalada después de haber finiquitado la temporada con sus respectivos clubes antes de lo que esperaban y deseaban. “Ha sido como una recompensa al trabajo duro hecho esta temporada y en las anteriores. Lo he cogido con alegría y con muchas ganas y es verdad que me está viniendo muy bien después de lo que nos ha tocado vivir en el club. Entre diferentes situaciones no fue hasta enero que empezamos a entrenar juntos como equipo. Eso se ha visto en el campo, pues han sido los partidos que hemos ganado al final. Por desgracia, el equipo se consolidó muy tarde”, asevera De la Lastra sobre la irregular campaña del VRAC.
“Personalmente llevo dos años acabando muy cansado mentalmente, pero he pillado esta convocatoria con muchas ganas, viviendo a tope el día a día y aprovechando cada momento para aprender, disfrutar de la experiencia y dar el máximo. Y por supuesto que está ayudando a mitigar ese sabor un poco agridulce con el que acabamos la DH en Les Abelles. Al empezar la segunda vuelta íbamos bien, pues ganamos en casa a Ordizia y a Cisneros. Luego se desmoronó un poco todo, en parte por las lesiones que hubo. No teníamos una plantilla muy larga y eso pasó factura”, relata el ex de la Unió Esportiva Santboiana.
El ala costasoleño, que tan buen final de liga ha cuajado con el todavía campeón en curso de la DH (fue determinante en la consecución de la Copa Ibérica ante el Técnico portugués), se ha encontrado en Madrid con una selección cuya dinámica es más propia de un club que de un combinado nacional. “Se nota que es un grupo muy consolidado y muy hecho, pero aun así te aceptan estupendamente desde el primer momento y están pendientes de ti. A nivel físico-deportivo, la carga de trabajo es muy grande, pero es algo normal porque competir en las Series Mundiales requiere una exigencia tremenda“.
El fornido zaguero catalán reconoce que al principio le costó atender las demandas deportivas del seleccionador, más que nada por esa inactividad que traía de las dos semanas precedentes. “Pablo me pide mucho físico, que es normal, porque aquí la gente entrena un montón cada día. En el XV no entrenamos tanto, no trabajamos tanto la explosividad. La exigencia física es muy alta, aunque poco a poco lo vas pillando. Desde luego estoy aprendiendo muchísimo”.
Javier destaca de sus nuevos compañeros que “son como una gran familia. Es un grupo muy unido, con muy buen rollo y un gran ambiente. Se nota que todos están muy integrados. No me lo esperaba así y me ha sorprendido muy gratamente porque te integran en el grupo de inmediato y te hacen sentir como uno más”.
La guinda al pastel sería entrar en una de las dos convocatorias que se vienen para las Series de Toulouse y Londres. Un sueño en el que la pareja de tres cuartos prefiere no pensar mucho. “Sin duda sería algo increíble, precioso de vivir, pero para eso hay que trabajar mucho, adaptarse lo más rápido posible y demostrar tu potencial”, señala De la Lastra.
“He venido a aportar lo máximo al grupo, a aprovechar todo lo que pueda y, evidentemente, si cae una ocasión así, sacarle provecho. Pero tengo claro que estoy aquí para que ellos entrenen mejor, que tengan un sparring de calidad que les ayuda a dar el máximo posible”, sentencia Javi de Orbaneja con la honestidad por bandera.