Lourdes Alameda, Laura Delgado, más conocida como Bimba, María Ahís y la capitana de las Leonas XV, Isabel Rico, dejaron esta temporada la Liga Iberdrola para adentrarse en la realidad del rugby en otros países y continuar creciendo como jugadoras fuera de nuestras fronteras. Las cuatro le echaron ese valor que reza el eslogan del patrocinio de Renfe al deporte femenino español: #ValorMujer
El parón de las competiciones también les ha afectado a ellas, tanto en Inglaterra como en Francia, y hemos querido aprovechar para hablar de sus experiencias y aprendizaje y conocerlas un poco más.
Las cuatro se iniciaron en el rugby pasada la mayoría de edad, pero eso no les ha impedido destacar y llegar a ganarse un puesto en la Selección española de XV. Lourdes y María conocieron el oval en la universidad, un entorno muy habitual en España para iniciarse en nuestro deporte. La primera, a los 18 años, en el equipo de la Facultad de Geológicas de la Universidad Complutense de Madrid, y en el caso de Ahís, a los 20, en la Universidad de Valencia. Rico se puso las botas por primera vez a los 21 años, en el Olímpico de Pozuelo, animada por la tradición familiar, ya que su padre había jugado a rugby. Por último, Bimba lo hizo a los 22 cuando comenzó a compaginar en Cádiz el lanzamiento de martillo con el balón oval.
Dejar la Liga Iberdrola y enfrentarse a esta experiencia ha sido un reto para todas, si bien coinciden en que “salir de tu zona de confort es la mejor manera de crecer como jugadora y como persona”. “Siempre he querido conocer el rugby fuera de España por simple curiosidad”, asegura Lourdes Alameda. “Estaba terminando el grado en Biología y con la Selección comenzábamos un periodo muy importante para preparar la clasificación al Mundial de Nueva Zelanda 2021. Supe que era el momento de salir de mi zona de confort para crecer como persona y como jugadora afrontando nuevos retos. Ganarme el puesto en un mundo en el que no sabía ni el idioma. En el Sanse Scrum he estado jugando de centro durante mucho tiempo y con la Selección juego de delantera. Decidí venir a Francia para conocer su rugby, otra cultura, el idioma… Y también como una apuesta personal para aprender a jugar como delantera y hacerme una jugadora más completa”.
“Actualmente, juego en el AC Bobigny 93, de París”, prosigue Alameda, “y elegí este equipo por varias razones. Una de ellas fue que el entrenador fue muy concreto y muy transparente a la hora comentarme mis posibilidades aquí. Me explicó la manera que tenían de jugar, su proyecto y qué ofrecían. Con todo, me gustaba el escenario de vida que me proponía. El primer equipo femenino está jugando en Top 16 con una plantilla muy joven y con varias jugadoras trabajando con el equipo nacional francés. Mi contacto fue Isa Macías. Hablé con ella y ella me facilitó el número de nuestro entrenador. Lo primero fue enviar mi currículo deportivo junto a un vídeo hecho con cortes de partidos con Sanse y con la Selección. Tras ver mis vídeos, fue él mismo quien me dijo que necesitaban una jugadora como yo y me puso al corriente de lo que me ofrecían para venir aquí a jugar”.
“Obviamente, otra de las razones fue su panorama internacional y nacional en nuestro deporte. Francia quedó tercera en el Mundial de Irlanda 2017, tienen un juego muy dinámico tanto en Seven como en XV. Son jugadoras muy agresivas y es un país donde viven el rugby parecido a España. Este equipo me daba la oportunidad de jugar en el Top 16, donde si me ganaba el puesto podría jugar contra las mejores jugadoras de Francia. Otra razón es que Isabel Macías juega aquí y me pareció que podría ser bonito compartir con una amiga un momento tan importante como la preparación para la clasificación al Mundial y que podríamos apoyarnos la una a la otra”.
Para Laura Delgado el llegar “tarde” a este deporte siempre le ha hecho querer vivirlo todo al 200% y no pensarse decir que sí “a ninguna de las oportunidades que por suerte me han surgido, como ha sido jugar en Francia y en Estados Unidos, cumpliendo así nuevos retos y siempre con el fin de seguir creciendo como jugadora”. Esta temporada ha formado parte de la plantilla de DMP Sharks, según sus propias palabras “uno de los equipos más humildes de la Premier, donde afortunadamente apostaron por mi sueño”. La forma de contacto fue curiosa, ya que “les conocí la temporada pasada cuando fuimos con la selección a Newcastle a jugar contra la región del norte de Inglaterra. Hicimos un entreno previo contra ellas, y allí pude conocer a los que ahora son mis entrenadores, Justin y Tamara Taylor“.
Isabel Rico y María Ahís eligieron las Wasps de Londres como destino, motivadas en parte por la experiencia que la capitana española ya tenía allí. “Mi pasión al igual que el deporte es viajar, por tanto quería tener la experiencia de mejorar mi inglés y sumar experiencia en el ámbito laboral como profesora y al mismo tiempo poder jugar en una de las mejores ligas del mundo, la Premiership”, comenta Rico. “El rugby en Inglaterra poco a poco se está profesionalizando, quizá aquí no me ofrecían alojamiento como en otros clubs, pero era volver al equipo donde había hecho grandes amistades. Me gusta su filosofía de club con una gran historia y Giselle Mather, la que fue mi entrenadora con Barbarians, me dijo que tenían un proyecto muy ambicioso a nivel de entrenamientos y formación de jugadoras y finalmente terminé en Londres de nuevo”.
Para María Ahís, compañera de Rico en el Olímpico de Pozuelo, el objetivo era buscar nuevos estímulos, retos y experiencias personales de cara a la clasificación para el próximo Mundial. “Ya había tenido experiencias en Francia y me apetecía cambiar tras dos años en Madrid. Contacté con el club a través de Isa. Me pidieron ciertas referencias, les mandé un vídeo, me desplacé a un training camp que hicieron en verano en Montpelier para conocer al equipo y comenzamos a hablar para ver cómo podía encajar en el equipo”.
En cuanto al nivel de juego fuera de nuestras fronteras, Lourdes Alameda asegura que esperaba encontrar una diferencia de nivel mucho más grande, “sin embargo, lo que he encontrado ha sido una manera diferente de entrenamiento, al menos en mi club. Aquí no hacemos talleres para pescar balones, de ruck o de placaje. La mayoría de ellas llevan jugando desde muy pequeñas. Se entrena a tomar decisiones y a jugar, que quizá es una de las cosas que más me gustó cuando llegué aquí”. Además, cuenta Lourdes, “las chicas son más grandes y atléticas, con vidas deportivas más largas de lo que encontramos por lo general en España. Sin embargo, hay algo que me falta y es experiencia. Son muy jóvenes y acumulan muchos minutos de juego, pero no de competición. Y para gestionar un partido importante en una liga como el top 16 o la Liga Iberdrola saber competir es un factor clave”.
Laura Delgado, Isa Rico y María Ahís coinciden en que la mayor diferencia es el contacto, el tamaño de las jugadoras y la forma de entrenar. Según nos cuenta Isabel “en Inglaterra las sesiones obligatorias son dos días por semana, que son las de campo, pero generalmente las jugadoras no se conforman con eso. Asisten también a las skills previas a los entrenamientos de la tarde, si no han podido asistir a las de la mañana, y además prácticamente todas realizan las tres sesiones de preparación física con una persona dedicada solo a ello”. La capitana del XV del León comenta que “uno de estos entrenamientos físicos es siempre obligatorio y las otras dos sesiones pueden hacerlas en sus gimnasios, universidad… Por tanto, como mínimo las jugadoras hacen en total cinco o seis sesiones de rugby, más preparación física y análisis a la semana. Puede haber casos en los que por trabajo no puedas asistir a todo, aunque a muchas jugadoras les permiten teletrabajar para compaginarlo, pero si no puedes llegar a hacer 9 sesiones semanales. A nivel de club, siempre hay entrenadores disponibles, pues se dedican a ello de forma profesional, para seguir la formación de las jugadoras y más tarde, en las sesiones obligatorias, solo se trabajan aspectos específicos de cara al partido”.
Bimba destaca el trabajo de melé al “que se le dedica más tiempo en Inglaterra, mientras el juego en general es más libre, ya que se trabajan mucho las skills individuales y la conexión del equipo. Jugar mirando la situación que tienes en frente y sin nada premeditado. Creo que tal vez en España, estamos dando ya ese paso, de jugar libremente. Antes pasábamos los entrenamientos ensayando jugadas sin tener en cuenta lo que hubiese en frente”, concluye Laura.
Para María Ahís, el rugby inglés se caracteriza por ser muy vertical y muy físico. “Las jugadoras en general son más grandes, aunque por otro lado también me parece más lento y predecible. Como directora de juego es algo que a mí me costó trabajo cambiar, jugar más cerca y verticales, muchas veces propiciado por las condiciones meteorológicas. El rugby al pie se cuida más, se trabaja más en los entrenamientos y me parece muy positivo”.
A pesar del crecimiento del crecimiento del rugby femenino en estos países todavía es casi imposible dedicarse a ello en exclusiva. “Las únicas jugadoras que viven actualmente como profesionales de esto”, nos cuenta Alameda, “son las jugadoras de rugby seven, o al menos lo que yo conozco. Mi compañera de piso, Madossou Fall, es jugadora de la selección francesa de XV y estudia y trabaja. Y yo misma, estoy tirando de ahorros o sobreviviendo con las becas que me conceden en España por resultados deportivos.
En Inglaterra, aunque la situación es algo mejor, ya que “hoy en día existen muchos equipos que ofrecen casa y en los Clubs punteros si hay chicas con contratos sigue sin ser la norma, según cuenta Laura Delgado. “Parece que esto va a mejorar de cara a la próxima temporada”, apuntilla la andaluza, “ya que la federación ha remodelado las condiciones y los clubes pertenecientes a la Premier para que den lugar a contratos profesionales en el rugby femenino a nivel de equipo al igual que la Selección inglesa”.
“Yo personalmente me siento una afortunada al poder sobrevivir durante la temporada”, dice Bimba, “gracias a las condiciones que me ofrece Sharks. Me proporcionan alojamiento y una pequeña ayuda económica además de cubrirme las necesidades básicas para mi rendimiento y esto, junto con las dietas de la Selección, me han permitido sobrellevar la temporada sin nada de caprichos. Así que algo estamos evolucionando sí, pero nada que ver si lo comparamos con el rugby masculino”.
Las cuatro coinciden en que habría varias facetas del rugby en Francia e Inglaterra que podrían importarse a España y significarían un gran aumento del nivel de calidad dentro de los Clubes. Para empezar el trabajo de las “skills” o habilidades, el seguimiento individual de la jugadora o la “profesionalización del staff técnico que influiría directamente en las jugadoras, según nos cuenta Isabel Rico, estando disponibles para trabajar aspectos más específicos del juego y así en las sesiones comunes preparar específicamente el partido. También, continúa la capitana de las Leonas, comenzar con ayudas económicas, de formación y manutención a las jugadoras para que puedan dedicarse al rugby de una forma más profesional, como ya algunos clubes están haciendo. Eso es el futuro”.
Lourdes además hace hincapié en el sistema de competición y categorización de las jugadoras en Francia. “Me llamó mucho la atención que aquí es rugby mixto hasta los 14 años. Desde los 15 hasta los 18 juegan juntas en la categoría cadete y lo siguiente es el senior. En mi equipo hay unas 45 fichas solamente de las cadetes, es genial. Creo que de esta manera, a parte de asegurarle el futuro al senior, se favorece a que las chicas se mantengan enganchadas al deporte, ya que precisamente es en estas edades en las que en España perdemos a muchas jugadoras, ya sea porque en esa edad sufren muchos cambios fisiológicos y psicológicos, se ven solas entre muchos chicos, el cambio de colegio al instituto o todo en general”.
Aunque todas echan de menos el rugby español, las compañeras y amigas de sus clubes, el carácter y la pasión que imprimimos sobre el césped, solo María Ahís se lo piensa ante la pregunta de si le gustaría experimentar el rugby de otros países, ya que prefiere pensar a corto plazo y “centrarse en la clasificación para el Mundial de 2021”.
Por último, todas insisten en animar a las jugadoras a vivir este tipo de experiencias fuera de su zona de confort y a atreverse a viajar y conocer el rugby fuera de nuestras fronteras para crecer no solo como jugadoras sino como personas y poder devolver todo ese conocimiento a nuestro oval nacional.